El verdadero valor de saber utilizar bien nuestro tiempo.

Aunque a menudo se diga o crea que el tiempo lo cura o sanea todo, el tiempo es un bien escaso de la vida y la misma solo puede ser vivida una vez, por ello afortunado/a es quien cree tener tiempo para esperar a que pasen las cosas por si mismas. 

El tiempo que jamás se pierde es el que se dedica a aprender a conocerse realmente a uno mismo/a, a escucharse y sobre todo a saber si, a lo que realmente damos valor, es así, es un mero espejismo de lo que verdaderamente se necesita o desea, o simplemente es inútil el dárselo.

Reflexionar si lo que consideramos un éxito o un fracaso es lo correcto, porque sino todo lo que hagamos o vivamos en base a esos pensamientos, a las apariencias o a lo que valoramos, tales como las emociones o los sentimientos del día a día, estarán pues basados sobre fundamentos erróneos que pueden llegar a desestabilizar mentalmente y difícilmente dejarte “sanamente” avanzar.

Porque por duro y difícil que nos parezca en ocasiones, hay que evitar siempre el rendirse y jamás darse por vencido/a, porque cuando te embriague el miedo y el temor, qué pasará y seguro así será, cambia ese pensamiento y sentimiento por constancia y pasión.

No es ni será fácil, pero si te puedo asegurar que no imposible ya que la actitud será la que, y mas importante aún, el como lo hagas todo.

Porque al final, todo lleva y necesita su tiempo, solo se debe ser paciente, constante y jamás dejar de luchar ni de creer ya que, la actitud correcta en cada momento será tu mayor valor y, sin duda alguna, tu mejor herramienta de superación.

La actitud y el coraje ante lo adverso, me atrevería a decir que son unas de las virtudes más importantes e imprescindibles que se pueden tener, porque sin ellas, difícilmente se podrá practicar ninguna otra virtud de manera consistente.

Muy pocas veces se da importancia al verdadero valor que tiene un solo día, un simple momento, un "vulgar" acto, porque de la misma manera que puede hacerte extremadamente feliz, también tiene el poder de cambiarlo para siempre, ya sea para bien o para mal, porque realmente la única verdad, es que la vida son tres o cuatro grandes días, momentos o actos que lo pueden cambiar todo.

Y la vida ya es en sí misma nuestro mayor y más importante viaje, el cual lo debemos de transitar y afrontar sin que te importen o influencien cuán malos sean los caminos, actitudes o “alojamientos” que encuentres en su largo o corto trayecto...

Solo vive, haz del mismo que sea interesante y merezca la pena, pero sobre todo y ante todo avanza, eso sí, siempre sin dejar de mirar al frente y jamás hacia atrás, si acaso para recordar lo aprendido y te haga consciente de lo que aún, a la misma, le queda por enseñar.

Aprovecha, vive la vida, vive tu día, haz que cuente y merezca la pena.

Un saludo.
Raúl Martínez.