Sólo una cosa es más dolorosa que tener aprender de la experiencia, y es negarse a aprender de ella.
En nuestro paso por la vida convivimos con personas con una gran variedad de experiencias pero que pocas veces las utilizan para ayudar o para enseñar.
Todo acto conlleva sus consecuencias, buenas o malas, pero el cómo nos enfrentemos a ellas es lo que nos marcará para siempre y en eso la experiencia es y será tu mejor arma.
Yo veo la experiencia como la recompensa, si sabemos verla en positivo, de los actos y consecuencias de la vida, de como hayamos sabido superarlos o ignorarlos, de como hayamos sabido aprender de las alegrías o de las desgracias.
Es algo que es mejor conocerla y no tenerla que usar, que tenerla que usar y no conocerla.
La experiencia tiene tanto valor que no debería quedar sólo en la vida de cada persona, debería ser algo de lo que deberíamos aprender, de lo que deberíamos saber enseñar, de lo que deberíamos no tener miedo a contar sin complejos.
Debes tener claro y ser consciente que tu experiencia, por buena o mala que sea, puede ser una de las mejores herramientas en la enseñanza que hay, una de las mejores herramientas para dar luz y vida.
Contar tus experiencias, aunque no lo creas, tiene dos de las mejores consecuencias que puedes obtener, una que es ayudar a los demás enseñando como te ayudaste tú y así evitar caer en errores o desgracias, y la otra descubrir cómo las desgracias pueden convertirse en vida y cómo quedaron superadas.
Sólo cuando te abres, cuando te quedas solo delante de gente para conocer tu experiencia, serás capaz de entender que cada acto, que cada decisión, que cada consecuencia que te ha llevado a estar ahí en ese momento delante de esa gente, de adultos o adolescentes, expectantes a saber de ti, de escuchar tus experiencias, así comprobarás que nada fue en vano, que todo tiene un por qué y que en demasiadas ocasiones no nos paramos a investigar ese "por qué" y qué podemos hacer con él.
La vida no es vida si sólo intentas estar en ella porque hay vivir.
La vida ofrece tal abanico de posibilidades que sólo tú puedes y debes decidir cual escoger, pero para ello debes estar dispuesto a descubrirlas y jamás las descubrirás si te cierras solo en vivir cada día como uno más.
Y si eres de los que aún no eres o no te ves capaz de decidirte por descubrirlas quítate tus miedos, quítate tu vergüenza y pregunta, aprende de la experiencia, aprende de los que por desgracia demasiado jóvenes nos vimos obligados a buscar e ir creando esa experiencia, a superar y ahora a motivar, a luchar y ahora a vivir, y lo que es mejor, a saber lo importante de vivir.
Que la edad no sea un impedimento para intentar aprender de los demás porque quizás se te vea joven en edad pero sin duda alguna seas bastante adulto y maduro en experiencias.
La experiencia es algo que se atribuye a la edad pero no siempre es así.
Yo soy relativamente joven aún en edad pero la vida me puso delante infinidad de cuestiones a las que he tenido que ir dándoles respuesta con la experiencia, muchas veces con escuchar más que hablar, con levantarme tantas veces como he caído y aún así, quitarme de complejos y miedos y contarlo a modo de enseñanza, a modo de motivación.
No hay mayor motivación que puedas tener que ver y querer aprender de la experiencia de alguien que un día se levantó de una manera y a duras penas se acostó o lo acostaron de otra.
Por eso aprovecha tu experiencia para enseñar, para motivar y para vivir, y sólo así descubrirás y te demostrarás que todo "por qué" tiene su respuesta si sabes como usar el "cómo".
Un saludo amigos.
Raul Martinez