Y en esta vida cada vez más individual y dependiente de la tecnología, de las redes, de lo material, si pruebas un día a obviarlas, a vivir, a ser tu, quizás descubras lo que es verdaderamente importante, lo que te llena mental y emocionalmente y lo que es vital.
A que no dependa tu estado emocional ni, mucho menos, confiar de la irrealidad de la vida con las que a diario nos bombardean las redes, las apps, ciertas tecnologías…., y si las usas hazlo con cabeza, sin permitirte nunca convertirte en un ser inerte dependiente al que le paraliza el “mono del síndrome de abstinencia” al no tenerlas cerca.
A no estar pendiente de los “me gustas”, al número de seguidores, a pensar si lo que se publica es algo a lo loco generalizado o crees que va por uno/a u otro/a, y menos aún a lo que supuestamente es la vida que otros te intentan mostrar, porque así, solo así, descubrirás otro mundo, otra realidad, otras gentes que transcurre y sucede a diario a tu alrededor y que con total seguridad es más real y bella que lo que virtualmente te intentan vender o mostrar, porque el tiempo que se pierde en ese mundo virtual es un tiempo vano, falso y perdido, cuando los momentos y sentimientos de verdad transcurren en el mundo real, y quizás los desaproveches por no estar donde quizás debas estar.
Donde merece la pena disfrutar de una buena charla cara a cara, del roce de una piel con otra piel, de capturar los momentos importantes de la cotidianidad de la vida con los ojos del alma e imprimirlos en el libro de nuestra vida que se guarda y permanecerá por siempre en el corazón.
Porque si vives solo creyendo y esperando en esa vida perfecta que muchos virtualmente se empeñan en enseñar, descubrirás que la misma, la real, puede ser y de hecho es, profundamente imperfecta, pero que aún siendo así, si abres la mente, pones algo de paciencia, buenas dosis de actitud y un poquito de empatía y corazón descubrirás que toda imperfección tiene o encierra su propia belleza, solo hay que saber mirarla con el alma, usar los ojos solo para observarla y darle vida para disfrutarla.
Y eso sí, jamás te permitas que las expectativas y opiniones de otros afecten a tus decisiones, ya que es tu vida, nunca será la de ellos, así pues, haz siempre lo que más te importa, lo que te haga sentir vivo/a y feliz, y nunca dejes que las expectativas e ideas de los demás limiten quién eres o lo que quieres lograr, porque cuando permites que sean otros los que marquen tus pautas o te digan quién o qué eres, e indirectamente e insconscientemente a través de las redes pueden conseguirlo, estarás viviendo y dependiendo de su virtual realidad, pero no de la tuya real.
Hay más cosas en la vida, muchas más que el simple y mero hecho de querer complacer. Mucho más qué seguir un camino prescrito por otros, o que nos intentan vender, mucho más que lo que experimentas en este momento.
Pero solo tú tienes y debes que decidir, quién eres por ti mismo/a para así conocerte y convertirte en un ser completo, por ello, lánzate sin miedos a las aventura real de la vida y VIVE.
Un saludo.
Raúl Martínez.