Precaución y prevención en piscinas. Mi historia y experiencia como simple enseñanza de la dureza de la realidad.

Las piscinas ni las zonas acuáticas son lugares de ir al libre albedrío porque juegas con tu vida y tristemente con la de los demás.

Tengo mas de 47 años y cada verano en este mes, se cumplen y suma un año más a mis 31 de ellos sentado en una silla de ruedas, y desde que tenía 16, la fatalidad, el destino, la adversidad, lo que sea que fuese quiso, que a pesar de tener estudios y tener conocimientos de socorrismo y primeros auxilios, mi vida cambiaría para siempre al tirarme de cabeza en una piscina.

Con 16 años, a finales de un mes julio como en el que estamos, en una piscina al tirarme de cabeza se me escurrieron las manos, di con el fondo y se me desviaron dos vértebras del cuello, perdiendo la movilidad total de las piernas, el brazo derecho y gran parte de la movilidad del izquierdo.

Era mi día, quizás, imprudencia para nada, falta de agua tampoco, puesto que me tiré por 1,85 metros de profundidad, el problema era que el suelo estaba muy escurridizo y el destino hizo el resto.

¿Qué me salvó de no ahogarme? La preparación. Como siempre intento transmitir en mis charlas a los más jóvenes o cuando cuento mi experiencia a los futuros socorristas, la preparación y la actitud fue lo que me salvó, no dejarte vencer perdiendo el conocimiento, evaluar los daños e intentar, con la poca movilidad de la que disponía, bucear hasta la zona con menos agua desde donde pudieran ayudarme y sacar.

Yo estudie primeros auxilios y socorrismo y tenía los conocimientos, la experiencia y era como un pez en el agua, y aún así me pasó el accidente en una piscina, seguramente el destino decidió que me pasara ahí, porque posiblemente, como así fue, sería capaz de salir de esa situación, que quizás no hubiera tenido dicha suerte de haber sufrido el accidente en otra parte.

Por ello, a los más jóvenes, y a veces no tan jóvenes pero que creen que lo son porque la cabeza suele ir más deprisa que el cuerpo, siempre les digo que se tomen en serio lo que hagan en la vida y con sus vidas, porque quizás lo que les u os intento transmitir con mi experiencia se crea que no valdrá nunca para nada, pero como la vida es imprevisible, lo que yo les u os cuento, os pueda servir para salvar, o al menos prevenir, vuestras propias vidas el día de mañana como me pasó a mí.

Porque amigos, las normas debe ponérselas uno mismo, que las piscinas o los distintos lugares de ocio veraniegos no son lugares de ir al libre albedrío, porque juegas con tu vida y con la de los demás, y creo que ahí es donde se debe concienciar y profundizar.

Se puede vivir, se puede disfrutar y se puede divertirse, pero claro está, siempre con cabeza, respeto y educación. Que a la edad y la etapa de la adolescencia es difícil, pero que la otra opción es una silla de ruedas o algo peor.

Por ello dedico mi tiempo gratuita y altruistamente a escribir, a ayudar y a contar mi experiencia a los demás, a quien quiera escucharme mas que a oirme, a quien me lea y sobre todo a los más jóvenes y menos jóvenes, que se lo transmitan a sus hijos, así como a adolescentes en institutos, personas que se forman como socorristas, o aquellos que se creen indestructibles de que estas cosas solo les pasa a otros y así se auto convencen, aún conociendo situaciones reales, que nunca les puede pasar, pero que tristemente, porque nadie es dueño del destino ni de la vida, sufren o sufrieron mi misma suerte y viven sentados en silla de ruedas o con cualquier otro tipo de problema que le puede llegar a paralizar, perderse y no saber como poder, de esta nueva oportunidad de vida, disfrutar.

Y siempre acabaré diciendo e intentando transmitir, que lo que yo os cuento es mi vida y mi experiencia, y que sé que en cuanto pasen ni tan siquiera unas horas posiblemente ni se recordará, pero tener una cosa en mente siempre e intentar sentirla y transmitirla a los más jóvenes que aún carecen de la madurez necesaria a la hora de tomar determinadas decisiones o actos porque se creen invulnerables como es, que todo acto conlleva sus consecuencias y que por desgracia el hospital de parapléjicos de Toledo está siempre abierto.

-Y aunque la vida y el destino me hayan llevado a mi situación actual en una piscina, se puede extrapolar a cualquier actividad, y más en esta época vacacional, llámese moto, coche o cualquiera a la que el cuerpo te incite pero que sea tu mente y tu cabeza la racional, porque el destino y la fatalidad no entienden de que actividad hagas, solo del final al que te podría conllevar.

Piensalo bien y no cambies tu habitación de casa o de tu lugar de vacaciones por una con vistas al Tajo ni al Alcázar de Toledo…..

Duro, pues quizás, pero verdad como la vida misma, porque cuando la adversidad y la desgracia llegan, nunca suelen aparecer solas, sino a batallones.

Un saludo amigos, y a disfrutar del verano siempre con cabeza.
Raul Martinez