La discapacidad no es otra cosa que la incapacidad de algunas personas para entender que todos tenemos capacidades diferentes.
Se oye a diario, y no sólo en temas de discapacidad, las palabras integración o lucha por la igualdad, pero es real o virtual?
Los que sufrimos una discapacidad o pertenecemos a colectivos denominados discriminados creemos que la realidad de la integración y la igualdad está aún por llegar.
Se callan voces haciendo un acto, un gesto, una actividad un día... así parece que se piensa en la discapacidad, en un colectivo, pero son a corto plazo y raramente se mira, no ya a largo sino ni tan siquiera a medio plazo.
Escuchando una entrevista a Enhamed exnadador ciego paralímpico del equipo español con varias medallas de oro y otras tantas de plata y bronce comprendes que sus palabras están llenas de razón.
Y tiene toda la razón cuando explica cómo un deportista olímplico gana por medalla de oro unos 96.000 euros y uno paralímpico sólo 10.000 euros.
Cuando los medios de comunicación dan más tiempo y publicidad a unos juegos olímpicos dejando en un segundo plano en tiempo y publicidad a los deportes paralímpicos aún cuando el numero de medallas y logros es bastante mayor al que consiguen lo no discapacitados.
¿Eso es igualdad? ¿Eso es integración y equiparación deportiva? ¿Es que los logros de los discapacitados no son tan importantes o quizás no interesan lo suficiente a una sociedad cada vez más insensible, y que sólo se da cuenta de que la discapacidad o la desgracia existe cuando les pilla de cerca?....
Una persona con discapacidad ha de trabajar, luchar y pelear, no ya el doble, sino el triple para intentar demostrar su valía, cuando a una persona sin discapacidad su valía ya le es atribuida.
¿Entonces es justa esa desigualdad?
Para una persona con discapacidad el simple hecho de levantarse cada mañana, es ya un duro esfuerzo físico y una dura preparación psicológica para lo que deparará el día, al que sumar las barreras sociales, las barreras físicas, las barreras laborales...
Lo que una persona sin discapacidad puede estar preparada para hacer en una hora, un discapacitado necesita dos, y para obtener el mismo rendimiento y al mismo tiempo, necesita prepararse el doble, necesita esforzarse el doble, y necesita motivarse el doble y todo para obtener la mitad de beneficio y la mitad de reconocimiento.
¿Entonces es real la integración, es real la igualdad? Pues NO.
Sólo los que vivimos esto cada día, pertenezcas al colectivo que sea, somos conscientes de ello.
Vivimos en una sociedad en la que "el quítate tú para ponerme yo", es lo que abunda y el mirar por uno mismo sin pensar en que quizás mañana tú puedas estar en nuestro lugar, es la orden del día.
Dejémonos ya de palabrerías, seamos realistas y luchemos por una integración eficaz y una igualdad real.
Dediquemos tiempo a los demás, a incluir más que a excluir, y pensemos que hoy soy yo pero mañana podrías ser tú.
Hay que seguir luchando cada día, la guerra hacia la integración real, la inclusión y la igualdad se ganan en pequeñas y constantes batallas, siendo paciente y constante en el intento y sabiendo que el mejor reconocimiento que se puede obtener es la satisfacción de uno mismo por saber que ha hecho lo correcto, que su esfuerzo puede haber servido como parte de la creación de un pavimento liso y fuerte para las nuevas generaciones.
Pero para ello hay que salir, hay que enfrentarse al día a día, hay que enfrentarse a las dificultades del hoy y hay que demostrar, aunque sólo sea con tu presencia y ejemplo a la sociedad, que eres igual, que quieres tu vida y que quieres al menos intentar ser dueño de ella.
Que no sean sólo las asociaciones las que luchen. Tú como persona individual haz tu lucha. Intégrate, esfuérzate, comparte tu experiencia con los demás, enseña a los más pequeños, demuestra que estás vivo, que puedes hacer cosas, no importa el tiempo ni el esfuerzo que necesites emplear a ello, pero hazlo.
Y recuerda que hoy es seguro que puedas hacerlo pero el mañana ya no depende de tí, así que aprovecha tu hoy en ti, y aprovecha tu tiempo en los demás.
Usa tus malas experiencias no para hundirte y llorar sino en convertirlas en herramientas útiles que les sirvan a los demás a cómo superarse, a cómo crecerse, a cómo volver a vivir.
Recuerda que tu esfuerzo del hoy sirva quizás mañana para que los que vengan tengan una oportunidad real de vida con una posibilidad real de vivir, con una posibilidad real de igualdad, con una confirmación real de integración.
*Si tu me dedicas una hora de tu tiempo en leerme, yo te regalo mas de 24 años de mi vida en experiencias.
Un saludo amigos.
Raul Martinez